La renovación urbana contemporánea de las ciudades españolas comienza a mediados del XIX con el derribo de las murallas medievales para crear nuevos ensanches, siendo paradigmáticos los de Barcelona y Madrid -con sus respectivos planes: Cerdá, en 1854; y Castro, en 1860, siguiendo los habidos en San Sebastián, Bilbao, Valencia, Tarragona, Alicante, etc.-, todos basados en tramas geométricas y ortogonales.

Sin embargo, al calor de nuevas ordenanzas sanitarias, innovaciones y costumbres, hubo otras claves que alentarían futuros cambios en el siglo XX. Se encuentran en tres puntos, inicialmente aislados, en los extramuros de la poblaciones: los cementerios (C), les terminales del ferrocarril (F) y las plazas de toros (PT). Es verdad que hubo muchos lugares donde el antiguo núcleo urbano se apoyaba en la costa, ríos o en laderas que hacían difíciles a los municipios ejecutar las nuevas propuestas, caso de Cartagena o Sevilla por citar dos ejemplos. Aquellos tres focos solían tener en común un necesario camino, acaso tímidamente arbolado y sin pavimentar, que con el tiempo se transformarían en paseos urbanizados o avenidas hacia las necrópolis, las estaciones o el coso taurino, rodeándose de nuevas barriadas en la segunda mitad del XX.

En una valiosa cartografía, fechada en 1883, de la ciudad de Valencia y sus alrededores, debida a los militares Francisco Ponce León, Jesús Tamarit y Pedro Bentabol, se observa el histórico perímetro poligonal que fue abierto en 1857 para recibir el trazado ferroviario, al tiempo que, muy cerca, se edificaba una flamante Plaza de Toros, además de tener ya en un paraje exterior, desde principios del XIX, el Cementerio General. Otro caso. A finales del XIX, Talavera de la Reina (Toledo) contaba con 10.000 habitantes.

Valencia y sus alrededores en 1883

Valencia y sus alrededores en 1883

Gracias a los planos del Instituto Geográfico y Estadístico elaborados en 1884 -consultable en la cartoteca de IGN se percibe perfectamente que el cementerio (1866), la estación (1876) y el coso (previo al levantado en 1890) son enclaves aislados que, casualmente, conforman un triángulo que engloba el caso histórico, cuyos vértices marcaron las ampliaciones ejecutadas desde mediados del XX para acoger una población que ahora, en 2014, se sitúa en 90.000 habitantes.

Talavera de la Reina en 1884

Talavera de la Reina en 1884

 

Más ejemplos donde se pueden constatar otros modelos nacidos en el siglo XIX que afectarían los ensanches posteriores sobre terrenos agrícolas o suburbanos pueden verse en Alicante (C=1806-1925, F=1858, PT=1849); Cáceres (C= 1844, PT=1846, F= 1880); Córdoba (C=1833, PT= 1846, F=1856); Salamanca (C= 1832, F= 1877, PT=1893); Valladolid (C=1833, F=1856, PT= 1889) o Zamora (C= 1834, F= 1864, PT=1888).

Ensanches de Talavera en el siglo XX

Ensanches de Talavera en el siglo XX

 

Rafael del Cerro Malagón

Rafael del Cerro Doctor en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid con la tesis La transformación moderna de Toledo. Arquitectura y urbanismo del siglo XIX. Además de docente ha investigado sobre arte y fotohistoria. Cuenta con varias publicaciones, entre ellas dos guías visuales y culturales: Toledo: la magia de tres culturas y Castilla-La Mancha. En 2002 colaboró en el Plan del color del casco histórico de Toledo.