Penny Graph / Fotolia

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Una de las hipótesis sobre las que se trabaja la formulación del VAN de un proyecto de inversión (ganancia), es la existencia de un mercado de capitales perfecto ante el cual la empresa no tiene ninguna restricción financiera a la hora de acometer sus inversiones, pudiendo realizar todas aquellas que consideraba rentables.

Sin embargo la situación habitual es que en la empresa estén limitados los recursos financieros, es decir, exista racionamiento de capital. Los recursos disponibles reales son inferiores al coste de adquisición de todos aquellos proyectos que pudieran ser interesantes.

Por tanto, la empresa ha de seleccionar, dentro de su presupuesto de capital disponible, aquellos proyectos que maximicen su valor agregado, teniendo en cuenta que nunca podrá seleccionar dos proyectos que sean mutuamente excluyentes y que una misma decisión, ya sea de aceptar o rechazar, ha de incluir todos los proyectos que sean complementarios entre sí. Así, de entre todos los proyectos independientes se seleccionará la combinación que, sujeta a la restricción de capital, proporcione el mayor valor agregado. Como se puede intuir es posible que en dicha combinación quede incluido algún proyecto que proporcione una menor rentabilidad que otro proyecto excluido de la misma.

Si todos los proyectos de inversión que se analizan fueran excluyentes de los demás, el capital se destinaría a aquél que de forma individual proporcionara una mayor ganancia y rentabilidad, mayor VAN o TIR. Si fueran perfectamente divisibles e independientes, la norma de decisión consiste en jerarquizarlos en orden decreciente de rentabilidad y distribuir el presupuesto disponible según el orden de preferencia establecido. Pero si los proyectos no son divisibles, entonces hay que proceder como se ha citado anteriormente, determinar las posibles combinaciones de inversión que se pueden llevar a cabo con las limitaciones financieras, calcular la rentabilidad agregada global por combinación, y asignar en consecuencia los recursos financieros a la combinación cuya rentabilidad sea mayor.

Las soluciones propuestas permiten la resolución del problema sólo en situaciones muy concretas, en aquellas en las que la limitación de recursos exclusivamente se plantea en el momento de la decisión y además considerando únicamente las oportunidades de inversión existentes. Estas hipótesis son demasiado restrictivas y realmente se alejan del contexto real empresarial, en el cual las limitaciones financieras abarcan a más de un período de tiempo y en el que además también aparecen restricciones de otro tipo, como organizativas, las que se suceden como consecuencia de las relaciones técnicas entre proyectos, etc., y donde se toman en cuenta tanto las oportunidades de la inversión presentes como las futuras.

En estos casos, el problema de la selección de inversiones en un contexto económico de racionamiento de capital consistirá en determinar qué inversiones deben llevarse a cabo, así como el momento en el que deben ponerse en práctica, para que la rentabilidad total y actualizada del período de planificación sea máxima, con la condición de que en ningún momento sean rebasadas las disponibilidades financieras y que además se verifiquen las restricciones de temporalidad, complementariedad y sustitución de las inversiones consideradas (Suarez, 2005).

Planteado el problema en estos términos, la herramienta de trabajo más útil para su resolución son los métodos de programación lineal, en los cuales se estime la función objetivo a maximizar, partiendo de la base que propongan las restricciones de no negatividad, complementariedad, disponibilidad financiera por período, proyectos mutuamente excluyentes o sustitutivos, fraccionables o no, etc. La restricción de no negatividad es fundamental en todo programa para asegurar la coherencia en los resultados, de modo que nunca se dé el caso de que una variable, un proyecto o su fracción, si éste es divisible, generara un mayor valor agregado si “menos se realizase“ en la combinación óptima.

La solución óptima del programa determinará los proyectos que han de llevarse a cabo en el período planificado, así como el número de veces que los mismos han de realizarse para que el valor actual neto del conjunto sea máximo, y dada la batería de restricciones que se habrán planteado para su resolución, cualquier otra combinación de las inversiones proporcionará a la empresa una rentabilidad inferior.

Amparo Melián

Amparo Melián Dra. Ingeniera Agrónoma
Profesora de Economía de la Empresa y de Análisis de inversiones y proyectos
Máster en Dirección de Cooperativas
Desarrolla su labor docente e investigadora en el Departamento de Economía Agroambiental
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